“Con cada féretro enterramos una historia”
Tras una perilla frondosa y numerosos tatuajes en los brazos, se encuentra un hombre que sabe escuchar pese a trabajar rodeado de silencio. Francisco Belmonte reconoce que ser enterrador es un trabajo duro, y eso que lleva más de 15.000 muertos sobre sus espaldas. Saca tiempo de donde puede para narrar las historias que se esconden detrás de cada lápida, fijándose en los pequeños detalles, donde “reside el corazón de una historia”. Amante de Iron Maiden, le gustaría “enterrar vivos al noventa por ciento de los políticos que gobiernan este país”.
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