“La imagen es el aditivo de la comida que quita el resto de sabores”
Cuando tenía dos o tres meses sus padres se dieron cuenta de que no miraba como otros niños; Salvi Melguizo tenía una atrofia bilateral del nervio óptico. Nunca ha visto, pero no se pierde nada: dice que todo se vive mucho más si sabes aprovechar bien los otros sentidos. Dejó su tierra, Granada, para estudiar Fisioterapia en Madrid y allí se quedó. Le gusta viajar acompañada por su perra guía Nevi –tiene otra, Bimba, pero ya está jubilada– y afirma que el iPhone es “la leche” porque las nuevas tecnologías no le han abierto una ventana, sino una puerta al mundo.
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