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"Tu historia tiene una entrevista"

DANY CAMPOS
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EL GUIÓN
LA PELÍCULA


¿Qué es un consultor de guión?

España es una industria cinematográfica debilucha y esa figura no existe mucho. Está empezando a haber más consultores ahora, especialmente en televisión. En las industrias que se precian de serlo, como la americana, la inglesa o la francesa, los consultores de guión están pegados al productor intentando hacer su función, que consiste en hacer que un guión se desarrolle por los cauces adecuados para que la historia enganche al público de principio a fin.
Un guionista sabe lo que quiere contar, pero, muchas veces, está tan metido en la historia a nivel emocional que no se da cuenta de forma objetiva de algunos problemas. Lo que hace el consultor de guión es intentar que la historia tenga los elementos narrativos adecuados para que el guionista cuente lo que quiere contar y transmita la emoción que quiere transmitir, pero que, al mismo tiempo, enganche al espectador.
En España trabajo cada vez más, no solamente porque se demande más, también me hago ver. Toco a más puertas y se van dando cuenta de que el oficio afecta positivamente de una forma notable en el funcionamiento de una historia de cara al público.
 
El guionista podría pensar que te estás metiendo en su trabajo…
Sí. De hecho, el miedo más frecuente del guionista es que tú le escribas la historia, pero no es así, ¡para nada! El consultor le dice al guionista: “dime qué quieres contar, cuál es tu material en bruto, tu sinopsis, tus personajes, qué conflictos tienen… Y yo te voy a ayudar a ordenarlo en el tiempo para que eso enganche al espectador de principio a fin”. En cualquier caso, el consultor no escribe; se puede ser un excelente consultor y un fatal guionista. No tiene nada que ver, son cosas totalmente distintas.
 
Entonces, si un consultor no tiene por qué ser guionista, ¿cómo avala su oficio? ¿Hay algún tipo de formación específica?
En España somos muy pocos los que nos hemos formado específicamente como consultores. Cualquier oficio requiere una técnica y esa técnica hay que conocerla porque, si no, es fácil que te equivoques y estropees la historia que está escribiendo otra persona. La relación del consultor con el guionista tiene un porcentaje elevado de psicología: tienes que saber exactamente qué impulsa al guionista a contar esa historia, qué le impulsa a crear ese tipo de personajes y cómo puedes aprovechar en la historia la experiencia emocional de la vida del guionista. Eso se puede aprender escribiendo mucho, pero no necesariamente se es buen consultor habiendo escrito mucho.
 
Imagen sobre la entrevista del cineasta y consultor de guión Dany Campos en Clouderview¿Dónde te has formado?
Estudié Dirección escénica para cine y televisión en la Escuela de Cine de La Habana (Cuba) y, después, me especialicé en guión en la rama de consultoría y análisis en el Danish Film Institute de Copenhague (Dinamarca).
 
Pero, antes de todo eso, hiciste Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF). ¿No tenías claro que lo tuyo era el cine?
Sí lo tenía claro, pero no sé… También tenía claro que me gustaba el deporte. Cuando estaba acabando INEF sabía que, si tuviera que volver a hacer una carrera, haría INEF porque es, probablemente, la más divertida. Pero, al final de la carrera, también supe que no quería dedicarme profesionalmente a eso porque, durante ese tiempo, ya había estado realizando cortometrajes con amigos. Así que, cuando acabé INEF, me fui a Cuba y decidí totalmente que quería dedicarme al cine.
 
Fruto de tu actividad como consultor, publicas el libro La escritura del guión en 1.000 tuits. ¿De qué va esto?
Es un libro que intenta no ser lo mismo que son todos los libros de guión y, para que eso sea así, me apoyo en dos pilares fundamentales. El primero es que no es un compendio académico –me suelen aburrir bastante los libros de guión- donde el autor expone de forma convencional cómo se debe escribir un guión; al revés, es un formato fresco y novedoso, acorde con el siglo XXI, que lo que hace es exponer el contenido en 1.000 consejos en formato de tuit.
Por otro lado, tiene un componente que siempre he echado de menos en los libros de guión: la motivación, un capítulo que te anime a escribir y que te diga que tienes que escribir porque te vas a conocer más a ti mismo, porque es un reto y porque contar historias es el mejor oficio del mundo. Quería que mi libro tuviera eso y el último capítulo tiene que ver con la motivación. Cuando la gente lea mi libro no quiero que me diga “¡ya sé cómo se escribe un guión!”, sino “¡ahora quiero escribir un guión!”, que es muy distinto.
 
¿Enseñar a base de tuits no te parece un planteamiento reduccionista para algo tan complejo como crear historias?
Seguramente sí, pero no pretendo sentar cátedra. Pretendo estimular, dar un poco de chispa y hacer algo distinto. Tampoco pretendo abarcarlo todo. Se ha contado muy poco nuevo desde que, hace 2.500 años, Aristóteles dijo que las historias de ficción tienen que organizarse de una determinada manera para que funcionen. No pretendo ser especialista en todo lo que supone escribir una historia, sino tocar los puntos clave de la escritura de guión de una forma fresca, amena y distinta. A mí me vale y no digo que no sea reduccionista, pero es que tampoco pretendo que no lo sea.
 
Imagen sobre la entrevista del cineasta y consultor de guión Dany Campos en ClouderviewTu libro ha nacido en internet, un medio que ha favorecido el nacimiento de nuevos escritores a través de los blogs y las redes sociales. ¿Ocurre lo mismo con los guionistas?
Depende de a qué llamemos ser guionista. Si el guionista es la persona que escribe guiones, muchísima gente lo es. Pero si llamamos guionista a la persona que vive de ello, muy poca gente consigue serlo. También depende de lo que se sienta cada uno; tú te puedes sentir guionista siendo economista o funcionario. Lo importante es lo que tú consideres y que tú estés a gusto con el rol que te ha tocado vivir. Yo me manejo en el ámbito profesional y considero que el guionista es aquel que consigue, no solamente que sus guiones se conviertan en películas, sino hacerlo con regularidad como para poder vivir de ello.
 
¿Qué tiene que tener una persona para ser guionista?
Lo único que tiene que tener son ganas. Como casi todo en la vida, depende de uno mismo y las excusas como “yo no fui guionista porque los productores no entendían mis guiones” o “la industria es una porquería, no entienden mi arte” casi nunca son verdad. Lo que ocurre casi siempre es que uno no tiene la suficiente paciencia y el suficiente coraje como para enfrentarse a sus inseguridades cada vez que se pone delante del ordenador o del papel en blanco. Esto es una carrera de fondo, lo normal es que te tires varios años intentándolo hasta que consigas encontrar tu estilo, entender el mercado y establecer los hilos comerciales para poder vender tus historias.
 
¿Y cuáles son los ingredientes de un buen guión?
Un buen guión tiene que tener muy claro quién es el protagonista de la historia -en muchísimos guiones no se sabe y es un problema muy gordo-; qué objetivo quiere conseguir, qué cosas hace para conseguir ese objetivo y qué obstáculos se encuentra, que dan forma tanto a los conflictos externos como a los internos del personaje. Esas cuatro cosas son importantísimas, son las que hacen que el público se enganche a la historia. Es la única fórmula que existe pero, a partir de ahí, nada se repite, todo es nuevo. Si realmente existiera una fórmula y la supiera, ahora mismo sería rico.
 
¿Es más difícil escribir un guión original que uno adaptado?
No, es una técnica distinta. Cuando uno decide escribir un guión original, el problema es que estás creando algo de la nada, pero es una historia tuya, con lo cual es mucho más fácil que se conecte a nivel emocional contigo como creador. Sin embargo, cuando estás haciendo una adaptación es porque has visto algo interesante para el público en esa historia, con lo cual ya tienes mucho ganado, pero el problema que puedes encontrar es que no es tu historia de inicio y va a ser más difícil conectarla a nivel emocional contigo.
 
Imagen sobre la entrevista del cineasta y consultor de guión Dany Campos en Clouderview¿Qué género es el más adecuado para un principiante?
En el que se sienta más a gusto cada uno. Va a ser muy complicado que una persona que nunca ha visto películas de terror escriba un primer guión de terror y lo mismo con otros géneros. Cada uno tiene que buscar lo que le motiva: el tipo de historia, el tipo de personajes, el género… A mí, por ejemplo, me gusta mucho en drama con tintes de comedia, como El apartamento de Billy Wilder. Para mí es el súmmun de ese género. Todo el mundo diría que es una comedia porque te ríes, pero no: es un drama en tono de comedia. Una comedia es otra cosa. Cada uno tiene que buscar su inspiración.
 
Uno de tus tuits es “Guionistas hombres, ¿es realmente más complicado ponerse en la piel de una mujer protagonista que en la de un psicópata asesino?”. ¿Lo es?
Por la experiencia que tengo de leer guiones, veo que, por lo general, el guionista hombre escribe historias en las que, en el 99 por ciento de las veces, el protagonista es un hombre. Me llama la atención porque, muchas veces, esos protagonistas son de una complejidad psicológica muy profunda, como puede ser la de un psicópata asesino, y muchas veces me pregunto “¿tan difícil es escribir una historia sobre una mujer? ¿Somos más parecidos a un psicópata asesino que a una mujer?”. Es un debate psicológico que quizá habría que considerar en algún momento. Pero yo creo que no. Creo que no nos ponemos en la piel de una mujer para escribir por razones comerciales, por pereza o por prejuicio, cuando algunas historias podrían ganar mucho si la protagonista fuera una mujer por sus condicionantes sociales.
Vector, que es el guión que acabo de terminar, está protagonizado por una mujer. Es una película de acción, catástrofes e investigación científica, que cuenta la historia de Sofía, una médico que trata de averiguar por qué se está muriendo el 80 por ciento de la población en los países civilizados. Elegí que fuera una mujer porque lo iba a tener más complicado que un hombre, el típico héroe fuerte que consigue solucionar todos los problemas. Siendo una mujer interesa mucho más, creo que la historia gana. 

El guión ya está listo, ¿y ahora qué?
Se fabrica un dossier, que incluye el guión, la premisa, la sinopsis, información del guionista, etc., y ahora lo que hay que hacer es empezar a tocar puertas, hablar con los productores e intentar conseguir una opción de compra. Antes de hacer un contrato de venta, existe la opción de compra, en la que cedes los derechos del proyecto a un productor durante 18 meses, aproximadamente, para que intente buscar producción y, a cambio, él te adelanta el 10 por ciento del valor del guión.
 
¿La labor del guionista acaba cuando empieza el rodaje?
Lo normal es que sí. Cuando vende el guión, se supone que está totalmente terminado. Pero, si el director no lo puede hacer, puede contar con el guionista para hacer ciertos cambios y crear nuevas versiones. Pero la industria en España no es como la de Estados Unidos, especialmente en los años 40 y 50, cuando el guionista estaba a pie de obra en el rodaje cambiando frases de diálogos si hacía falta. Eso aquí no pasa, es impensable. Lo que ocurre es que el guionista se olvida y se pone a escribir otra cosa. Es más, lo deseable es que se olvide y diga “yo ya no soy el dueño de esta historia y no me tengo que sentir defraudado por el resultado de la película”. Si uno no quiere caer en depresión ni que lo metan en un psiquiátrico, lo mejor es que se olvide de esa historia y que vaya a otra.
 
¿Y qué pasa si los actores elegidos, por ejemplo, no encajan con la idea que tenía el guionista?
Es útil escribir con la imagen de algunos actores para los personajes. Cuando confeccionas una historia, lo haces para que poder hablar al mundo sobre algún tema que te interesa. Pero cuando el director coge la historia puede cambiar ese tema e interesarse por otro aspecto de la historia, basándose en su experiencia en la vida y en sus influencias artísticas. El guionista tiene que saber que un guión es una guía, un paso previo para hacer una obra mayor: una película. No tiene que sentirse ni defraudado, ni traicionado, ni nada por el estilo, tiene que estar al servicio de esa obra mayor que es la película. Si no, escribe una novela, que es una obra definitiva.
 
¿El guionista no puede incluir alguna cláusula para que no se modifiquen aspectos del guión?
Podría hacerlo, pero no sería aceptado por casi ningún productor.
 
Y si el guionista ve el producto final y no le gusta nada, ¿puede quitar su nombre de la película?
Sí, puede incluir una cláusula que diga que tiene derecho a no salir en créditos como guionista si ve que la película es un desastre y ha estropeado totalmente su guión. Tiene derecho a cobrar el dinero, evidentemente, pero, también, a que no se asocie su nombre a una obra que no le parezca digna de mostrar al público.
 
Imagen sobre la entrevista del cineasta y consultor de guión Dany Campos en ClouderviewOtro de tus tuits es: “¿Alguien ha oído en español la expresión ‘te voy a patear el jodido trasero’?... Por favor, ¡diálogos naturales!”. ¿Qué otras cosas solo se dicen o suceden en el cine?
¡Muchísimas! Hay muchísimas licencias cinematográficas que nunca se darían en la realidad. Es más, si se dieran en la realidad serían totalmente inverosímiles. La ficción tiene que ser tremendamente más verosímil que la realidad. Pasan mil cosas en la realidad que, si las cuentas en un guión, la gente no se las cree. Existen un montón de convicciones a las que se tienen que acoger los guionistas para hacer creíble su historia, porque si haces lo que pasaría en realidad no sería creíble, no sería natural. Eso pasa incluso con los diálogos, no solamente por las frases que se utilizan –nunca he oído a nadie decir en la calle “te voy a patear el jodido trasero”, más bien se diría “si te pego una patada en el culo vuelas, ¡cabrón!”–, sino por el ritmo de los diálogos. Si grabas una conversación real y la transcribes para escenificarla, no tiene absolutamente ningún interés, es aburridísima. Un diálogo no es lo mismo que una conversación, es una manipulación de una conversación para hacerla interesante, para que tenga ritmo y que la gente no se aburra. Eso es un ejemplo de otras mil cosas que existen en la ficción que nunca pasarían en la realidad, y viceversa.
 
¿Qué te parecen recursos como la voz en off o los personajes que hablan al público?
Bien. A mí nada me parece mal si está bien utilizado. Lo único que sí recomiendo a los alumnos cuando están escribiendo su primer guión es que no recurran a la voz en off ni al flash-back –¡a todo el mundo le da por escribir flash-backs!–, pero no porque no me guste ni porque me parezca mal, sino porque son recursos muy peligrosos que pueden romper el ritmo de la película. Para usarlos bien, tienes que tener un poco más de oficio.
 
Escribes y diriges cortos, ¿qué te gusta más, escribir o dirigir?
Las dos cosas me parecen una gozada. Uno hace una película cuando escribe, hace otra película cuando rueda y hace otra película distinta cuando monta. Son lenguajes distintos y disfruto igual en las dos cosas. Montando no tanto, prefiero que lo haga un montador profesional. Ya es difícil ser bueno en una cosa como para serlo en dos o tres. Considero que puedo escribir cosas interesantes y, también, dirigir cosas interesantes. De hecho, algunos de mis cortometrajes han funcionado bien en festivales y distribución comercial internacional. Tengo cierta credibilidad, pero veremos si eso se traduce luego en algo porque igual es una fantasía mía (risas).
 
¿Te gustaría dirigir tu nuevo proyecto, Vector?
Sí, sería mi primer largometraje. Lo intenté con otro, Martina deshabitada, una historia de una chica medio salvaje que vive en el desierto entre Murcia y Almería. Era un drama un poco más intimista, sin ser cine de autor como se le llama vulgarmente a esto –todas las historias tienen un autor–,  pero es verdad que no era el tipo de película que exige el mercado ahora, tal y como está el panorama. Así que se me ocurrió que tenía que entrar en el mercado con una historia un poco más comercial, sin dejar de ser una historia interesante por el conflicto y la evolución de los personajes, y por las cosas que pasan. Pero el otro está guardado y espero poder hacerlo pronto si Vector tiene éxito.
 
Imagen sobre la entrevista del cineasta y consultor de guión Dany Campos en Clouderview¿Es más sencillo dirigir lo que ha escrito uno mismo?
Digo que sí porque es lo que he hecho, de momento. He escrito cosas que han dirigido otros, pero nunca he dirigido nada que no haya estado escrito por mí… Bueno, en documental sí. Fui el realizador, pero no el guionista, de una miniserie documental para Televisión Española, Play 4 Africa. Pero era documental, la ficción es muy distinta…
 
Tienes un taller de guión que se llama Pegamento en la butaca. ¿Qué pelis te han dejado pegado a la butaca?
¡Muchísimas! Me han dejado pegado a la butaca casi todas las de Alfred Hitchcock, todas las de Billy Wilder, todas las de Charles Chaplin, todas las de Stanley Kubrick, casi todas las de Steven Spielberg, todas las que he visto de John Ford –me quedan un montón por ver, ¡tiene tantas!–, bastante de Martin Scorsese… Pero, vamos, estoy diciendo generalidades porque ¡hay tantas películas que me han encantado!
 
¿Te has ido del cine alguna vez?
Hay películas que son un despropósito, pero no recuerdo haberme ido nunca del cine, ya no por respeto, sino por la esperanza de encontrar algo, aunque sea al final de la historia, que justifique lo demás. A veces no ha pasado, unas pocas sí, pero lo normal es que, en una película en la que no ha pasado nada durante los primeros 20 o 30 minutos, al final tampoco pase nada y haya sido un marronazo estar ahí viendo crecer la hierba.

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CLOUDER-FICHA
Imágen de la ficha de Dany Campos
Clouder: Dany Campos.
De pequeño quería ser… futbolista.
Y ahora es… cineasta y consultor de guión.
Enviaría un nubarrón a la gente que vende miedo.
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