
¿Qué es un consultor de guión?
España es una industria cinematográfica debilucha y esa figura no existe mucho. Está empezando a haber más consultores ahora, especialmente en televisión. En las industrias que se precian de serlo, como la americana, la inglesa o la francesa, los consultores de guión están pegados al productor intentando hacer su función, que consiste en hacer que un guión se desarrolle por los cauces adecuados para que la historia enganche al público de principio a fin.
Un guionista sabe lo que quiere contar, pero, muchas veces, está tan metido en la historia a nivel emocional que no se da cuenta de forma objetiva de algunos problemas. Lo que hace el consultor de guión es intentar que la historia tenga los elementos narrativos adecuados para que el guionista cuente lo que quiere contar y transmita la emoción que quiere transmitir, pero que, al mismo tiempo, enganche al espectador.
En España trabajo cada vez más, no solamente porque se demande más, también me hago ver. Toco a más puertas y se van dando cuenta de que el oficio afecta positivamente de una forma notable en el funcionamiento de una historia de cara al público.
El guionista podría pensar que te estás metiendo en su trabajo…
Sí. De hecho, el miedo más frecuente del guionista es que tú le escribas la historia, pero no es así, ¡para nada! El consultor le dice al guionista: “dime qué quieres contar, cuál es tu material en bruto, tu sinopsis, tus personajes, qué conflictos tienen… Y yo te voy a ayudar a ordenarlo en el tiempo para que eso enganche al espectador de principio a fin”. En cualquier caso, el consultor no escribe; se puede ser un excelente consultor y un fatal guionista. No tiene nada que ver, son cosas totalmente distintas.
Entonces, si un consultor no tiene por qué ser guionista, ¿cómo avala su oficio? ¿Hay algún tipo de formación específica?
En España somos muy pocos los que nos hemos formado específicamente como consultores. Cualquier oficio requiere una técnica y esa técnica hay que conocerla porque, si no, es fácil que te equivoques y estropees la historia que está escribiendo otra persona. La relación del consultor con el guionista tiene un porcentaje elevado de psicología: tienes que saber exactamente qué impulsa al guionista a contar esa historia, qué le impulsa a crear ese tipo de personajes y cómo puedes aprovechar en la historia la experiencia emocional de la vida del guionista. Eso se puede aprender escribiendo mucho, pero no necesariamente se es buen consultor habiendo escrito mucho.
¿Dónde te has formado?
Estudié Dirección escénica para cine y televisión en la Escuela de Cine de La Habana (Cuba) y, después, me especialicé en guión en la rama de consultoría y análisis en el Danish Film Institute de Copenhague (Dinamarca).
Pero, antes de todo eso, hiciste Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF). ¿No tenías claro que lo tuyo era el cine?
Sí lo tenía claro, pero no sé… También tenía claro que me gustaba el deporte. Cuando estaba acabando INEF sabía que, si tuviera que volver a hacer una carrera, haría INEF porque es, probablemente, la más divertida. Pero, al final de la carrera, también supe que no quería dedicarme profesionalmente a eso porque, durante ese tiempo, ya había estado realizando cortometrajes con amigos. Así que, cuando acabé INEF, me fui a Cuba y decidí totalmente que quería dedicarme al cine.
Fruto de tu actividad como consultor, publicas el libro La escritura del guión en 1.000 tuits. ¿De qué va esto?
Es un libro que intenta no ser lo mismo que son todos los libros de guión y, para que eso sea así, me apoyo en dos pilares fundamentales. El primero es que no es un compendio académico –me suelen aburrir bastante los libros de guión- donde el autor expone de forma convencional cómo se debe escribir un guión; al revés, es un formato fresco y novedoso, acorde con el siglo XXI, que lo que hace es exponer el contenido en 1.000 consejos en formato de tuit.
Por otro lado, tiene un componente que siempre he echado de menos en los libros de guión: la motivación, un capítulo que te anime a escribir y que te diga que tienes que escribir porque te vas a conocer más a ti mismo, porque es un reto y porque contar historias es el mejor oficio del mundo. Quería que mi libro tuviera eso y el último capítulo tiene que ver con la motivación. Cuando la gente lea mi libro no quiero que me diga “¡ya sé cómo se escribe un guión!”, sino “¡ahora quiero escribir un guión!”, que es muy distinto.
¿Enseñar a base de tuits no te parece un planteamiento reduccionista para algo tan complejo como crear historias?
Seguramente sí, pero no pretendo sentar cátedra. Pretendo estimular, dar un poco de chispa y hacer algo distinto. Tampoco pretendo abarcarlo todo. Se ha contado muy poco nuevo desde que, hace 2.500 años, Aristóteles dijo que las historias de ficción tienen que organizarse de una determinada manera para que funcionen. No pretendo ser especialista en todo lo que supone escribir una historia, sino tocar los puntos clave de la escritura de guión de una forma fresca, amena y distinta. A mí me vale y no digo que no sea reduccionista, pero es que tampoco pretendo que no lo sea.
Tu libro ha nacido en internet, un medio que ha favorecido el nacimiento de nuevos escritores a través de los blogs y las redes sociales. ¿Ocurre lo mismo con los guionistas?
Depende de a qué llamemos ser guionista. Si el guionista es la persona que escribe guiones, muchísima gente lo es. Pero si llamamos guionista a la persona que vive de ello, muy poca gente consigue serlo. También depende de lo que se sienta cada uno; tú te puedes sentir guionista siendo economista o funcionario. Lo importante es lo que tú consideres y que tú estés a gusto con el rol que te ha tocado vivir. Yo me manejo en el ámbito profesional y considero que el guionista es aquel que consigue, no solamente que sus guiones se conviertan en películas, sino hacerlo con regularidad como para poder vivir de ello.
¿Qué tiene que tener una persona para ser guionista?
Lo único que tiene que tener son ganas. Como casi todo en la vida, depende de uno mismo y las excusas como “yo no fui guionista porque los productores no entendían mis guiones” o “la industria es una porquería, no entienden mi arte” casi nunca son verdad. Lo que ocurre casi siempre es que uno no tiene la suficiente paciencia y el suficiente coraje como para enfrentarse a sus inseguridades cada vez que se pone delante del ordenador o del papel en blanco. Esto es una carrera de fondo, lo normal es que te tires varios años intentándolo hasta que consigas encontrar tu estilo, entender el mercado y establecer los hilos comerciales para poder vender tus historias.
¿Y cuáles son los ingredientes de un buen guión?
Un buen guión tiene que tener muy claro quién es el protagonista de la historia -en muchísimos guiones no se sabe y es un problema muy gordo-; qué objetivo quiere conseguir, qué cosas hace para conseguir ese objetivo y qué obstáculos se encuentra, que dan forma tanto a los conflictos externos como a los internos del personaje. Esas cuatro cosas son importantísimas, son las que hacen que el público se enganche a la historia. Es la única fórmula que existe pero, a partir de ahí, nada se repite, todo es nuevo. Si realmente existiera una fórmula y la supiera, ahora mismo sería rico.
¿Es más difícil escribir un guión original que uno adaptado?
No, es una técnica distinta. Cuando uno decide escribir un guión original, el problema es que estás creando algo de la nada, pero es una historia tuya, con lo cual es mucho más fácil que se conecte a nivel emocional contigo como creador. Sin embargo, cuando estás haciendo una adaptación es porque has visto algo interesante para el público en esa historia, con lo cual ya tienes mucho ganado, pero el problema que puedes encontrar es que no es tu historia de inicio y va a ser más difícil conectarla a nivel emocional contigo.
¿Qué género es el más adecuado para un principiante?
En el que se sienta más a gusto cada uno. Va a ser muy complicado que una persona que nunca ha visto películas de terror escriba un primer guión de terror y lo mismo con otros géneros. Cada uno tiene que buscar lo que le motiva: el tipo de historia, el tipo de personajes, el género… A mí, por ejemplo, me gusta mucho en drama con tintes de comedia, como El apartamento de Billy Wilder. Para mí es el súmmun de ese género. Todo el mundo diría que es una comedia porque te ríes, pero no: es un drama en tono de comedia. Una comedia es otra cosa. Cada uno tiene que buscar su inspiración.
Uno de tus tuits es “Guionistas hombres, ¿es realmente más complicado ponerse en la piel de una mujer protagonista que en la de un psicópata asesino?”. ¿Lo es?
Por la experiencia que tengo de leer guiones, veo que, por lo general, el guionista hombre escribe historias en las que, en el 99 por ciento de las veces, el protagonista es un hombre. Me llama la atención porque, muchas veces, esos protagonistas son de una complejidad psicológica muy profunda, como puede ser la de un psicópata asesino, y muchas veces me pregunto “¿tan difícil es escribir una historia sobre una mujer? ¿Somos más parecidos a un psicópata asesino que a una mujer?”. Es un debate psicológico que quizá habría que considerar en algún momento. Pero yo creo que no. Creo que no nos ponemos en la piel de una mujer para escribir por razones comerciales, por pereza o por prejuicio, cuando algunas historias podrían ganar mucho si la protagonista fuera una mujer por sus condicionantes sociales.
Vector, que es el guión que acabo de terminar, está protagonizado por una mujer. Es una película de acción, catástrofes e investigación científica, que cuenta la historia de Sofía, una médico que trata de averiguar por qué se está muriendo el 80 por ciento de la población en los países civilizados. Elegí que fuera una mujer porque lo iba a tener más complicado que un hombre, el típico héroe fuerte que consigue solucionar todos los problemas. Siendo una mujer interesa mucho más, creo que la historia gana.