¿Qué es Retorna?
Es una asociación de personas que trabajan en instituciones y organizaciones que tienen un objetivo común: ir hacia el residuo cero. En una primera fase, Retorna está empujando muchísimo para que se legisle a favor de una sistema de retorno de envases, dentro de las políticas de residuo cero.
¿En qué modelos os habéis inspirado?
Una de las principales riquezas de Retorna son las organizaciones con las que participa. Entre ellas están Greenpeace, Amigos de la Tierra, Comisiones Obreras… Somos veinte miembros. La proposición para que se legisle el retorno de envases es una idea muy estudiada, hemos compendiado las experiencias de cuarenta regiones del mundo, donde se está llevando a cabo el sistema de retorno de envases modernos. Lo que hemos hecho ha sido encontrar una propuesta equilibrada para nuestro país y proponer que se legisle a su favor.
¿Se está implantando el sistema de alguna manera?
En España hay un mercado de reutilizables, de hecho todos los bares, hoteles y restaurantes, es decir, los Horeca (Hostelería, Restauración y Catering) participan en el sistema. Los envasadores están vendiendo bebidas a los bares; éstos sirven las bebidas a los clientes y, luego, se guardan los cascos vacíos para que, cuando les vuelvan a traer otra partida de bebidas, se limpien y se reutilicen.
Para nosotros esto es lo ideal. Es un sinsentido coger una botella de cualquier bebida y llenarla una sola vez -para quitar la sed una sola vez- y después tirarla o que se pierda, o que, en el mejor de los casos, se rompa y se vuelva hacer otra botella de vidrio con los trozos.
Es mucho mejor reutilizar las cosas que usarlas y tirarlas. En cualquier caso, Retorna propone un sistema de retorno de envases de un solo uso, porque el mercado que hay es de un solo uso, para que posteriormente se vuelva a la práctica de la reutilización. Hoy en día, en Horeca se reutiliza pero se está perdiendo cada vez más, por eso tiene sentido lo que proponemos, para fomentar la reutilización y para que nuestra estructura comercial lo permita.
¿Y por qué se está perdiendo?
Porque el mercado lo que quiere es vender y hay una práctica muy extendida de usar y tirar, no hay una cultura de la reutilización. Desde las instituciones europeas se dice claramente que tiene que haber una prevención del residuo y una reutilización de los productos y, luego, un reciclaje. Pero antes de reciclar tenemos que reutilizar las cosas.
Tal y como está el panorama económico, ¿no ahorrarían las compañías si reutilizaran los cascos y no les dieran solamente un uso?
Eso creemos nosotros. El coste energético real de fundir vidrio y hacer una botella no es el coste que la industria está pagando. Si estuvieran pagando el kilowatio a lo que lo pagamos los ciudadanos, hacer una botella de 20 centilitros valdría una fortuna. Como les cuesta barato, como no están pagando la energía al precio que vale, prefieren usar y tirar y no hacerse cargo. Lo que les importa es vender y vender, y llenar el mercado. Ellos no quieren hacerse cargo del residuo que queda después.
¿Y la conciencia ecológica que venden muchas de estas multinacionales?
La conciencia ecológica no existe en un capitalismo como en el que vivimos, lo que hay es un green washing, que es hacer un poco de marketing verde para dar buena imagen de las empresas, para que la gente las sienta más cercanas y compre sus productos.
¿Cómo pueden sumarse los ciudadanos a Retorna?
Pueden ir a la página web de Retorna e informarse. Pueden ir a la página web de Ecoembes , que es la que gestiona el sistema actual, un sistema necesario, pero que no cumple los objetivos y debe complementarse con lo que proponemos. El ciudadano tiene que informarse, tiene que saber lo que está pasando y, entonces, tiene la opción de firmar, de dar apoyo a la implantación de un sistema de retorno de envases. Esto se puede hacer como persona, empresa, institución u organización, existen esas opciones en nuestra web.
¿En qué os diferenciáis de Ecoembes?
Dicen que son una empresa sin ánimo de lucro, pero son una empresa cuyo accionariado son representantes de la distribución, de los envasadores y de los fabricantes de envases. Nosotros somos una organización que está formada por ecologistas, consumidores, etc.
Ellos apuestan por el reciclaje y Retorna apuesta por la reutilización y, posteriormente, por el reciclaje…
Las leyes obligan a que los productores se hagan cargo de los envases y embalajes que ponen en el mercado. Ellos tienen que cumplir esa ley, pero cuanto menos cargo se hagan de los residuos más barato les va a salir. Realmente su objetivo es aprobar, que ni siquiera aprueban porque maquillan los resultados.
¿En qué resulta esto?
Nos lleva a una triste realidad: cada día en España se ponen 51 millones de envases en el mercado y de éstos, 28 millones van a parar a vertederos, plantas incineradoras o se pierden por el medio ambiente. Esto es algo que pasa diariamente. Esto significa 2.000 camiones llenos de envases, cada día, viajando por nuestras carreteras y yendo a vertederos.
En el momento en que se implanta un sistema de retorno de envases esto queda solucionado porque pasamos, en un año, de la recuperación de menos del 30 por ciento de envases ligeros a una recuperación superior al 90 por ciento. Nuestra razón de ser es que las cosas no se tiren, no se quemen, no vayan a los vertederos, no se acaben perdiendo en el medio ambiente.
¿Y qué beneficios, además de los ecológicos, supone el sistema de retorno de envases?
Es un sistema económico muy favorable. Paga a la distribución por la gestión de lo que hace con los envases. Son 500 millones de euros que dejamos de tirar al vertedero y se reparten entre los agentes distribuidores.
Hay una cuota de manejo de cada envase que se gestiona. Lo que supone un sistema de retorno es que cuando uno compra algo deja por ley un depósito de 10, 15 o 20 céntimos y cuando devuelve el envase en el punto de venta, o en cualquier otro, le devuelven íntegramente ese depósito. Significa que si lo devuelves no contaminas y no pagas, pero si no lo devuelves pagas porque estás contaminando.
Con este sistema diferenciamos entre el ciudadano y el consumidor. El ciudadano está pagando la limpieza de las calles y de lo que se envía a los vertederos, porque esto último nos cuesta dinero. Encima de que tiramos materia prima, nos cuesta dinero. Además, la recuperación de esta materia prima, de tanta calidad, crea un mercado multiplicado por seis; es decir, con el dinero que nos ahorramos al no tirar todos estos materiales, se pueden pagar unos 14.000 puestos de trabajo.
¿Y quién paga el reciclaje de estos residuos de las compañías?
Los ciudadanos, sean consumidores o no, pagan el 70 por ciento. Lo pagamos a través de los impuestos. Con el sistema de retorno de envases, no es que la industria pague el cien por cien de esos residuos, pero, aún así, sería menos de lo que paga ahora porque dejaríamos de tirar materiales a los vertederos. Nuestros estudios muestran que la industria pagaría 0,7 céntimos por cada envase. Dejar de tirar materia prima hace que los costes bajen.
¿Por qué no quieren hacerlo entonces?
La industria quiere estar desregularizada, cuanta menos regularización mejor para ellos. En el caso de España, han aceptado un punto verde parcial. Esto es, “mira ayuntamiento, pon tú los contenedores, los recoges tú y lo gestionas tú. Nosotros te pagaremos el sobrecoste de la gestión de la recogida de los envases”. Es un modelo de responsabilidad ampliada parcial del producto.
Otro caso es el modelo alemán; les costó más aceptarlo pero lo hicieron. Allí la industria pone los contenedores y son ellos los que recogen, gestionan y separan los residuos. A esto último se le puede añadir un sistema de retorno de envases, pero para la industria esto es casi infernal. Lo peor para ellos es cuando se combina todo esto con un impuesto ambiental, entonces sí que es el infierno.
¿La principal reticencia es porque les cuesta mucho más barato hacer una botella que gestionar un sistema de retorno de residuos?
Hay muchas razones por las que las grandes marcas no quieren la implantación de un sistema de retorno de envases. Por ejemplo, en España hay grandes marcas que no pagan el impuesto verde. Aquí, en invierno se consumen las bebidas a un ritmo y en verano, a otro. Esto supone, por ejemplo, que en verano entren camiones de Coca-Cola desde Polonia a punta pala, que no pagan punto verde. Si hay un envasador vendiendo sus productos y, desde otros mercados, está entrando un 30 por ciento de la producción anual, quiere decir que no está pagando ese 30 por ciento del punto verde.
Otra razón que alegan es la flexibilidad. Dicen que tienen un envase para el sur de Europa que sirve para España, Italia, Francia y Portugal. Señalan que no pueden cambiar toda la producción para hacer un envase sólo para España, otro para Italia, etc. En cambio, sacan promociones cada tres meses cambiando las latas y las botellas, y uno piensa “¿tan poca flexibilidad tenéis para asumir la responsabilidad y tanta flexibilidad para hacer marketing?”.